El mundo es extraño, yo soy un extraño.
Giro la cabeza y no veo nada, solo negro, un negro infinito.
Con un nudo en la garganta avanzo a un punto ligeramente iluminado, con cada paso que doy, el punto se hace mas grande e intenso. Mis pasos resuenan por el pasillo.
Paro enfrente de la luz, una luz cálida y maternal. Se que es el otro lado, se que estoy moribundo... ¿debería pasar al otro lado? ¿dejarme seducir por la muerte? Un paso y adiós a respirar... Pero me da igual, nadie me necesita... No tengo nada que perder. Mis manos pasan la luz y al notarla tan cómoda mi cuerpo entero se introduce en ella, ya esta. Este es el fin. Mi fin
